Los padres de la Virgen María se llamaban Ana y Joaquín quienes no lograban tener un hijo, por ello decidieron ofrecer a Dios el primer hijo nacido de Santa Ana.
Fueron felices cuando Dios los bendijo con una hija. A la edad de siete años cumplieron con su promesa y San Joaquín y Santa Ana la llevaron al templo de Jerusalén y allá la dejaron por un tiempo, junto con otro grupo de niñas, para ser instruida muy cuidadosamente respecto a la religión y a todos los deberes para con Dios.
La Niña María es un modelo de virtudes que deseamos imitar en nuestras vidas.